viernes, 26 de marzo de 2010
Arte Huichol
Creo que ahora si me he desaparecido un largo rato de este espacio y ya era tiempo de venir a quitar el polvo que se ha acumulado en mi ausencia… de antemano pido una disculpa a la poca gente que dedicaba unos minutos a leer mis marihuanadas (por motivos que honestamente prefiero reservarme) y créanme que uno de mis propósitos es hacer posts mas seguido.
En las vacaciones pasadas, que tuve de fin de semestre, me salio la oportunidad de realizar un viaje a la ciudad de Guadalajara, a mi punto de vista una ciudad muy hermosa en donde se encuentra la cultura por todas partes, y pues no pude contener las ganas de investigar un poco sobre un tipo de arte que últimamente me ha traído fascinado.
Me refiero al “Arte Huichol”; son obras que dan seguimiento a la tradición pictórica de los códices prehispánicos. Son frecuentemente caracterizadas como “Arte Chamanico” por la presencia del peyote y otras plantas alucinógenas en sus imágenes.
Los huicholes son un grupo indígena que se asienta en la Sierra Madre Occidental, principalmente en los estados de Jalisco y Nayarit, México.
Según la religión huichola, la forma interior de las cosas, la existencia ordenada y estructurada, la luz, el retoño, no son algo dado, sino que requieren una búsqueda continua por parte del artista. Sin este esfuerzo solo quedarían la oscuridad y el caos. La labor del artista, que es diferente a la del chamán, forma parte de este camino.
Es un arte que ha perdurado y sobrevivido tanto al paso del tiempo como a la colonización y su intento de imponer la religión cristiana.
Máscaras, héroes, villanos y brujas aparecen reproducidos en linóleo por estos artistas.
Todos y cada uno de estos componentes fluyen en un mundo lleno de magia y supersticiones, con los cuales descubren su camino en la vida, al ponerse en contacto con sus antepasados, sus dioses y la naturaleza. Leyendas que retratan las más grandes alegrías o los más crudos horrores; todo es detalladamente plasmado en estas obras.
Los Huicholes dicen que somos creados por los 4 elementos del Mundo Natural: Tierra, Agua, Viento y Fuego, por tal razón todos somos una miniatura del Universo, espejo de los mundos Natural y Espiritual.
Las familias huicholes dedican estos amuletos a sus dioses en el nombre de sus hijos. Cuando nace una criatura, el padre comienza a confeccionar un ojo de dios. Sólo teje la parte central, que tiene forma de rombo, pues se tiene la creencia de que el centro simboliza el ojo por medio del cual una deidad observa las acciones de los hombres. A cada año de la vida del niño, se le añade otro rombo hasta llegar a cinco, que es cuando el ojo de Dios queda por fin terminado. El ojo de Dios es el símbolo del poder para ver y entender lo desconocido y en torno a él se ofrecen oraciones a los dioses, por lo que también representa la clase de objeto religioso que acompaña a una súplica.
Les dejo una leyenda por la cual los huicholes hacen una peregrinación por el desierto de San Luís Potosí:
EL ENCUENTRO CON EL ESPÍRITU DEL HÍKURI (PEYOTE)
Cuentan los ancianos, que hace mucho, mucho tiempo en la sierra huichola se reunieron los abuelos para platicar de la situación en la que se encontraban. Su gente estaba enferma, no había alimentos, ni agua, las lluvias no llegaban y las tierras estaban secas.
Decidieron mandar de cacería a cuatro jóvenes de la comunidad, con la misión de encontrar alimento y traerlo a su comunidad para compartir fuera mucho o poco. Cada uno representaba un elemento, es decir el fuego, el agua, el aire y la tierra.
A la mañana siguiente emprendieron el viaje los cuatro jóvenes, cada uno llevando su arco y su flecha. Caminaron días enteros hasta que una tarde de unos matorrales saltó un venado grande y gordo. Los jóvenes estaban cansados y hambrientos, pero cuando vieron el venado se les olvidó todo; comenzaron a correr detrás de él sin perderlo de vista. El venado veía a los jóvenes y se compadeció. Los dejó descansar una noche y al día siguiente los levantó para seguir con la persecución.
Así transcurrieron semanas hasta que llegaron a Wirikuta (desierto de San Luis Potosí y camino sagrado de los huicholes). Estaban justo en la puerta al lado del cerro de las Narices, en donde habita un espíritu de la tierra y vieron al venado que brincó en esa dirección. Ellos juraban que se había ido por ahí, lo buscaron pero no lo hallaron.
De pronto uno lanzó una flecha que fue a caer en una gran figura de venado formada en la tierra de plantas de peyote. Todas juntas brillaban con el sol, como esmeraldas mirando a una dirección. Confundidos los jóvenes con lo sucedido, decidieron cortar las plantas que formaban la figura del venado (marratutuyari) y llevarlas a su pueblo.
Después de días de camino llegaron a la sierra huichola donde los esperaba su gente. Se presentaron de inmediato con los abuelos y contaron su experiencia. Comenzaron a repartir el peyote (híkuri) a todas las personas que después de un rato los curó, alimentó y les quitó la sed. Desde ese momento los huicholes veneran al peyote que a mismo tiempo es venado y maíz, su espíritu guía. Así cada año, hasta nuestros tiempos, siguen andando y peregrinando, manteniendo viva esta ruta de la sierra huichola hasta Wirikuta, para pedirle al Dios lluvias, sustento y salud para su pueblo.Pampariusi (gracias en la lengua Wirrarika).
Bueno pues no pensaron que iria a Guadalajara sin traerme un ejemplar verdad??
Aqui les dejo unas fotos de no muy buena calidad debido a que mi camara la tiene mi madresita y las tuve que tomar con la computadora de Barcorius...(?)
Como que ya hacia falta un post asi, a que no?
Saludos...
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